lunes, 7 de noviembre de 2011

“El valor de la PALABRA, el valor de lo ESCRITO.



La Guerra contra Dinamarca:
11 de Noviembre de 1809 – 11 de Noviembre de 1981”.

Como quiera que sea, la PALABRA, el texto ESCRITO, siguen siendo el gran fenómeno de comunicación entre los seres humanos.

Aprovechando la peculiaridad de la “declaración de guerra” que, el 11 de noviembre de 1809, realizó el consistorio oscense contra el reino de Dinamarca, mostramos “el valor de la palabra, el valor de lo escrito...”.





Acta de cabildo del 11 de noviembre de 1809. A. M. H.

Si investigamos por qué este género de “historia escrita” atrajo la curiosidad de tanta gente en aquellas fechas, habremos de tener en cuenta: la peculiaridad de la noticia – una guerra de 172 años, sin un solo enfrentamiento y ni una sola víctima-: ¿dónde?, ¿cómo? y ¿cuándo se produce?; ¿quién la emite y quién la recoge? y; ¿cómo? y ¿hacia dónde se transmite?.

El triunfo de toda esa variedad de información sobre el mismo tema, lograron transformar tal declaración de guerra en una nueva dimensión.

Así pues, se pudieron observar bandos, declaraciones escritas, ilustraciones gráficas, grabados, fotografías, etc., que dieron como fruto una paz, un hermanamiento entre dos pueblos distantes geográficamente, de distinta cultura, de distinto habla, de...

En realidad, esto último es el fin de la palabra, del texto..., dar a conocer, transmitir, intercambiar información.

Hablando, leyendo, narrando, observando, es como la gente recupera la capacidad de aprender, sobre todo cuando se olvida de sí, y se deja absorber por la fascinación del tema tratado. Y es que más que un solo hallazgo, la “información” proporciona toda una constelación de descubrimientos. El “sólo sé que no sé nada” socrático ya no es un punto de partida, sino destino y residencia.

“Afortunadamente la humanidad ha vivido más o menos períodos de tiempo en paz, aunque la historia universal demuestra que han sido menos que más. si sumamos los años, han sido muchos más los dedicados a la guerra. parece que los hombres no han sabido, o no han podido, o no han querido, vivir en paz.

Desde la primera sangre derramada por Caín, las guerras han sembrado la tierra de muertos, destrucción, odios y revanchas.

Muchas guerras trajeron la paz; casi siempre de forma humillante para los vencidos. otras fueron más generosas; pero todas sembrando la muerte.

También hubo guerras pacíficas que no aparecen en los libros de historia pero que están declaradas y escondidas en viejos legajos de pueblos y ciudades. Como no hubo muertos ni limitaciones de fronteras, quedaron en el olvido.

Una, entre otras, fue la declarada por Huéscar, pequeño municipio de Granada, al Reino de Dinamarca el 11 de noviembre de 1809”.


Con estas palabras iniciaba su alocución, nuestro recordado amigo, historiador local y paisano, Don Rafael Carayol Gor, durante la conferencia conmemorativa del X aniversario de la Firma de la Paz.

Desde que se realizó el acto protocolario de la Firma de la Paz, entre esta población de Huéscar y el Reino de Dinamarca -parece que fue ayer- hoy hay una nueva generación entre nosotros, una generación de jóvenes, que empieza a vivir.

En el año 1985 se produjo el hermanamiento con la población danesa de Kolding. Nos separan -geográficamente hablando- unos 3.200 Km; pero nos une una buena amistad.

Tan buenas relaciones nos han propiciado continuados intercambios anuales de estudiantes de ambas ciudades, siendo ya muchos los alumnos del I.E.S. la Sagra que se han desplazado y convivido con familias danesas; y daneses que han sido huéspedes de los oscenses. Igualmente sucede con las distintas corporaciones municipales.

Todo ello mereció que la Comunidad Europea concediera a Huéscar y Kolding el premio denominado “Les etoiles d'or du jumelage” (Las estrellas de oro del hemanamiento), “... por haber dado pruebas de notable interés por la construcción europea y haber trabajado en aras del acercamiento de sus ciudadanos”.

La guerra “de papel” entre Huéscar y Dinamarca quedó cerrada, pero abrió caminos de paz y amistad.

Nadie mejor que el poeta puede expresar nuestro ser:

“...En estas tierras humilladas donde
andaluces adustos, nobles, miran
desconsoladamente el cielo y piensan
en los hijos lejanos,
tú, Huéscar, has querido
alzar estos hermosos puentes
de la amistad y dices
al mundo: Haced las paces
aunque no hayáis luchado todavía,
igual que nuestra paz, vuestra paz sea”.

Victor Rodríguez Jiménez.
Guadix, 1981.

Celebremos pues este día. No olvidemos nunca nuestra historia.
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Para saber algo más sobre Dinamarca….

La Dinamarca de hoy día.

Dinamarca está situada entre los 54 y los 58 grados de latitud norte y los 8 y 15 grados de longitud este. Además de Dinamarca en sí, el Reino de Dinamarca comprende las Islas Feroe y Groenlandia.

Dinamarca se compone de la península de Jutlandia y unas 406 islas, de las cuales aproximadamente 78 están habitadas. De estas, la más grande y la de mayor densidad de población es Selandia, donde está situada la capital, Fionia y la isla que forma el norte de Jutlandia.

Groenlandia y las Islas Feroe.

En lenguaje corriente, Dinamarca suele comprender Jutlandia, Selandia, Fionia y las islas pertenecientes a estas zonas, que a veces se conocen como Dinamarca del Sur. En realidad, el grupo de las Islas Feroe en el Atlántico Norte, y Groenlandia, que pertenece al continente Norteamericano, son parte integral de Dinamarca.

Desde el punto de vista cultural y lingüístico, el reino de Dinamarca presenta grandes variaciones de norte a sur.

La vida cotidiana de los daneses.

Si los extranjeros esperamos encontrar en el Hamlet de Shakespeare, príncipe de Dinamarca, el símbolo representativo del danés, estamos equivocados. Este príncipe de un espíritu profundo no tiene ciertamente más que un trato en común con sus compatriotas. Charles Dickens es quien mejor caracteriza al habitante danés, que siempre está buscando hechos optimistas.

El danés nace optimista, necesita serlo. Los últimos 300 años de su historia son el compendio de defectos continuados. Ha sido siempre ocupada por ejércitos extranjeros que la han utilizado para sus intereses en otros lugares.

El danés vive en una democracia de carácter escandinavo y está convencido interiormente que su país es el mejor de todos los países imaginables. Cree en el estado del bienestar que le da a él y a su familia todo lo que necesita (escuelas, ayuda médica, bibliotecas, residencias de vejez gratuitas,...), está persuadido de que su casa, coche y viajes, principalmente a la costa del sol, aparentemente son sus derechos bien consagrados, y ganados, tras sus años de trabajo.

Dos regiones autónomas dentro del reino

La islas Feroe y Groenlandia son dos regiones autónomas del reino de Dinamarca. La Asamblea legislativa de las islas Feroe se conoce como “Lagting”, y la de Groenlandia como “Landsting”. La política extranjera y la de defensa se resuelven en el “Folketing”, en Copenhague.

¿Por qué se llaman vikingos?.

Así se hicieron llamar algunos pueblos nórdicos (daneses, suecos y noruegos), que en la conocida edad vikinga (800-1000 n.e) realizaron ataques muy temidos en Europa. Los modernos historiadores destacan los logros de los vikingos o normandos, en técnica naval, viajes de exploración, comercio, arte...

Los vikingos, emperadores del mar.

Hacia el siglo V de nuestra era, un pueblo de rudos labradores eligió las inclementes comarcas de Escandinavia (hoy: Suecia, Dinamarca y Noruega) para establecerse.

Lucharon contra el frío y el viento, cultivaron la tierra, levantaron pueblos y granjas y aprendieron como nadie el arte de la navegación. Hoy los recordamos como los vikingos (término griego que significa piratas), también conocidos como "normandos", debido a que conquistaron un lugar llamado Normandía.

Los numerosos ríos y lagos hicieron que su principal medio de transporte fuera la navegación. Y la proximidad del mar y su espíritu de aventura hicieron el resto, convirtiéndose en navegantes insuperables lanzados a la conquista de los distintos horizontes de la Tierra.

Estirpe de marinos.

Durante los siglos IX y X, los vikingos comenzaron su gran expansión por Europa. La clave de su dominio fue el gran conocimiento de los mares que poseían, fundamental para aventajar considerablemente a los otros pueblos durante la oscura Edad Media, en la que los conocimientos de geografía eran tan diversos como desacertados.

Sin duda, los barcos han sido el arma más poderosa de este belicoso pueblo, que no dudó en tomar todo lo que no fuera suyo cada vez que abandonaba su tierra. Estas correrías los convirtieron en auténticos piratas: dueños del mar y terror de las poblaciones de las costas.

Podían construir naves ligeras para surcar pequeños riachuelos de un metro de profundidad, tanto como "colosos" flotantes capaces de llevar 30 toneladas de carga a través de los océanos. Para guiarse observaban el sol, la luna y la estrella polar, o descifraban el vuelo de los pájaros, la dirección de las olas y el perfil de la orilla. Siempre llegaban a destino, lo que atribuían a los buenos augurios de sus dioses protectores.

Sus costumbres.

Cuando no salían a los mares, los vikingos llevaban una vida sencilla y rústica, viviendo como campesinos y artesanos.

Eran un pueblo de buen paladar: les gustaba la carne roja, la cual "congelaban" en la nieve para su conservación. También comían mucha avena y pan y bebían cerveza mezclada con miel.

Tan alegres como vigorosos, practicaban numerosos juegos y deportes: aprendieron el ajedrez de los españoles y se pasaban horas en sesiones de tiro al blanco con arcos y flechas, y también patinando o esquiando.

Durante los meses del invierno se movilizaban con trineos y en verano usaban carros tirados por caballos.

Sus viviendas eran largas, rectangulares y no tenían ventanas. En su interior tenían provisiones suficientes para pasar la época de los fríos más intensos.

Las decisiones que concernían a la comunidad se tomaban en ardorosas asambleas populares, en las que todos tenían derecho a opinar.

Fichero de datos sobre los vikingos

Armas
Para atacar y defenderse se valían de espadas, lanzas, arcos y flechas y se cubrían con escudos de madera y cascos de acero.

Vestimenta
Vestían pantalones rústicos, blusones de cuero, una túnica y, arriba de todo, una manta de lana o un envoltorio de pieles.

Escritura
Su escritura se denomina "rúnica" y estaba compuesta por letras de formas geométricas talladas sobre madera y piedra.

Música
Su arte musical constaba de himnos y canciones que cantaban acompañándose de instrumentos de viento, cuerdas y percusión.

Religión
Sus principales dioses eran Odín (dios de la victoria, las artes y la muerte), Thor (dios de la guerra), y Frey y Freya, dioses de las lluvias.

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